Durante la primera época de la vida, el cuidado de los dientes y las encías debe ir sobre todo enfocado a la prevención, pero este cuidado no termina en ningún momento de la vida, e incluso debe reforzarse durante la última etapa debido a alteraciones propias de la edad.
Se estima que el 90% de las personas mayores de 60 años cuentan con enfermedades en las encías. En esta etapa de la vida se incrementa exponencialmente el riesgo de enfermedades de diversos tipos, y a ellas no son ajenas las relacionadas con la salud bucodental. Sin embargo, en muchos casos no se trata propiamente de enfermedades, sino más bien de procesos fisiológicos propios del envejecimiento bucal.
Entre las consecuencias más habituales de este envejecimiento, la SEPA (Sociedad Española de Periodoncia o Osteointegración) destaca principalmente las siguientes:
-Desgaste del esmalte, acompañado de aparición de grietas y fisuras y decoloramiento debido a los procesos corrosivos.
-Diminución de la sensibilidad y la permeabilidad de los dientes.
-Estrechamiento progresivo del canal pulpar y reducción de la vascularización (la pulpa se convierte en una estructura más vulnerable y menos sensible a los estímulos externos).
-Pérdida del tejido dentario.
-Mayor dificultad para masticar.
-Adelgazamiento de los tejidos y pérdida de elasticidad de la mucosa dental.
-Alteraciones en la saliva y, frecuentemente, sequedad bucal (xerostomía).
Hay diversos factores que pueden aumentar la gravedad de la enfermedad de las encías y los dientes en estos años. Por ejemplo, mantener una higiene bucal pobre o deficiente, una dieta inadecuada, el estrés, el tabaquismo y las enfermedades sistemáticas.
Frente a esto, como en el resto de etapas de la vida, la clave es la prevención. “Durante la Tercera Edad –explica el doctor Fernández Iruzubieta, especialista en Periodoncia e Implante en Sevilla con la Clinica Dental Heferdent-, es posible sufrir problemas de salud bucal, ya que las personas mayores suelen ser más propensas a las caries y el deterioro de las superficies radiculares de los dientes. Como en otras edades, la recomendación sigue siendo la misma: cepillarse los dientes regularmente y visitar al dentista con asiduidad”.
